16.6.14

NOS LO ESTÁN PIDIENDO: ¡CAMBIEMOS!

Son muchos los acontecimientos que estamos viviendo y los cambios se suceden a una velocidad fulgurante, vertiginosa.

El panorama social es duro y sin visos de cambiar.

¿Y el político? El político es…. como os diría, un precipicio.

Éste segundo panorama me preocupa. Pero lo primero me preocupa más.

El informe del CES de hace unos días es demoledor. La brecha social se ha incrementado en 6,8 veces más que en 2007. La tasa de pobreza ha aumentado como nunca que, en la población infantil ha llegado a un 30 por cierto. Y lo que es peor, amenaza con cronificarse y dejar de ser una “situación coyuntural”.

No cabe el inmobilismo.

Ante este escenario, el resultado de las pasadas elecciones europeas nos transmitió la voluntad de la población. Los ciudadanos quieren cambios. Cambios para los que no confían en los partidos tradicionales.

La foto de una encuesta de un medio de comunicación de hace unos días era reflejo del descontento general: Bipartidismo desactivado. El PP y el PSOE sin sumar; y UPYD, C’s, ERC y IU no suman juntos ni lo que suman PODEMOS, con más de 50 diputados.

Si esta encuesta se acaba haciendo realidad tendremos un Parlamento y, por lo tanto un país, ingobernable. Y, en consecuencia, inmobilismo.

Se nos está planteando colectivamente un reto generacional y social que haga resurgir la consciencia de clase y aglutine a sectores sociales que se sienten sin representación política: el voto joven, licenciados que han emigrado a otro país y que quieren volver para integrarse y cambiar el sistema; el voto de los autónomos; el de las clases medias-bajas. Todos ellos buscan alternativas a su “sin futuro colectivo”.

¿Y qué buscan estos votos? La regeneración política, económica e institucional.

Por cierto, creo que el populismo puede enmascarar opciones políticas que acaben provocando el desfallecimiento de las opciones reales de transformación social que los ciudadanos estamos pidiendo. Por toda Europa ha crecido una oleada de nacionalismos excluyentes. Ha emergido la sensación entre los europeos que es mejor “recogerse en casa” que continuar luchando por un proyecto colectivo. A eso se le llama MIEDO.

Pero ni el miedo ni la velocidad vertiginosa de la realidad nos puede atenazar de tal manera que nos impida pensar para tomar las decisiones acertadas.

Lo que parece una situación desoladora, puede ser generadora de oportunidades para iniciar cambios. Una oportunidad colectiva para conectar de nuevo con aquellos ciudadanos que siempre han confiado en las políticas de izquierdas,  y hacerles ver que el partido socialista, con su experiencia, con su potencial humano, puedes llevarlas a cabo.

Es nuestra oportunidad de demostrarles que seguimos aquí, personas implicadas que trabajamos día a día por materializar un proyecto social inclusivo, igualitario. Que nos creemos lo que hacemos y lo hacemos porque queremos.

Ésta es nuestra oportunidad, como gente de izquierdas y, por tanto, como socialistas.

Tenemos deberes: dar respuesta a los requerimientos ciudadanos proponiendo reformas de calado que se adecuen a los tiempos.

Y aquí los tiempos y las formas son esenciales. Ayer se publicaba una entrevista de Antón Costas en la que planteaba la necesidad de consultar a la ciudadanía qué quiere.

Estoy de acuerdo. Hay que consultar a la ciudadanía sobre qué España quieren.  Y, como decía tenemos la obligación entre todos, de poder dibujarla. Porque el trabajo colectivo será el éxito colectivo.

Aquí, la reforma institucional y, por tanto, política es la que puede dar contenido a la reforma federal del estado. Para empezar. Pero es esencial que, conjuntamente, haya una regeneración del modelo económico.

Y para ello contar con un Partido Socialista sólido es vital.

La semana pasada escuchaba a Susana Díaz que le preguntaba si había vuelto el PSOE. Y decía: “aquí manifiesto mi desacuerdo con mi Secretario General. Recordaba las palabras de Rubalcaba en la Conferencia de Noviembre que decía: el PSOE ha vuelto compañeros.  Pues bien, Susana ha dicho: “El PSOE nunca se ha ido”.

Creo que después del 25M, la ciudadanía no ha percibido ni que hubiéramos vuelto ni que, tan siquiera, estuviéramos.

Está claro que hace tiempo que el liderazgo del PSOE no ha cuajado. Reconociendo a Pérez Rubalcaba su figura de hombre de estado, de una inteligencia excepcional,  en Sevilla se le pidió un paso atrás que no supo dar.

Estamos en un momento de vital importancia. 

Por ello creo que es necesario dotar de CREDIBILIDAD, COHERENCIA y CONTUNDENCIA nuestras ideas. Y sobre todo de generosidad.

Me alargo y no quiero.  

Abramos los debates que entre todos estamos demandando. Cerremos aquellos que sean estériles, que no aportan soluciones.  Habrá que hablar del modelo Estado que queremos. Y, por tanto, de monarquía o república.

¿Por qué no?

¿Por miedo?

¿Por qué nos da pánico que acabe la ultraderecha en la Presidencia de la República?

Pues, hagamos las reglas de juego sin dejar de pensar en lo que ya hemos vivido.

Decía Antón Losada: Aquí somos poco de reformas. Lo que nos gusta de verdad es el derribo”

Se refería a la transición como un gran logro que nos ha permitido un éxito colectivo: el estado del bienestar. Y una parte importante de ese logro es nuestra, de los socialistas. No lo olvidemos.

No podemos NO actuar por miedo.

Tenemos la obligación entre todos de actuar.

Pensemos para decidir. Pero pensemos sosegadamente para decidir la construcción de FUTURO. Un futuro que tiene que ser un éxito colectivo. Y ahí, deberemos estar todos.


L’Hospitalet, 16 de junio de 2014

4.6.14

¿MONARQUÍA O REPÚBLICA?...¡DEMOCRACIA!

Ayer, a las 7 de la mañana, debatíamos mi hija Berta y yo sobre el tema candente, creo que de la década: la sucesión del Rey Juan Carlos I. Berta, una chica de 15 años, me planteaba qué sentido tenía vivir con una monarquía parlamentaria como modelo de estado, si los momentos son otros.

Los que me conocen saben que acostumbro a recurrir a mis vivencias personales, o mejor dicho, familiares, para explicar mis pensamientos.

No puedo negar que las influencias de Berta son las que son. Y he de añadir que su fuerte personalidad y la franqueza con la que transmite sus convicciones, que las tiene y mucho, han servido para tener debates de fuerte contenido político, en los que los pensamientos de izquierdas subyacen constantemente. Y me planteaba: “no acabo de entender que los socialistas optéis por un modelo arcaico y fuera de lugar. Esto de los reyes y los príncipes no toca”.

Es cierto. El modelo de estado, hoy en día, no se ajusta al modo de vivir y de pensar de la mayoría de jóvenes.

Unos jóvenes, por cierto, de los que se nos llena la boca a todos, a todos, cuando los visualizamos como nuestra esperanza de futuro y que, sin embargo, sufren una de las peores situaciones generadas por la crisis en un desamparo total.

Después de 40 años de construcción del estado de bienestar, se encuentran con que las políticas públicas para la juventud están "missing", es decir, han desaparecido de la agenda del gobierno. Aquellos que tienen las competencias, Estado o Generalitat, y la responsabilidad de mejorar sus condiciones de futuro, están mirando hacia otro lado.

Y ayer, en concordancia con el planteamiento de Berta, la noticia de la abdicación nos hizo remover las esencias del republicanismo a aquellos que hemos soñado con una sociedad igualitaria, justa, solidaria y socialmente preparada para encarar el futuro.

Es momento de plantearnos algo más que el  modelo de estado que queremos, si monárquico o republicano. Es momento de pensar qué democracia queremos. Tenemos una democracia que merece un “pacto constituyente” como el que llevó a la Constitución del 78. Reconociendo el papel de la transición a lo largo de estos más de 40 años y, desde luego, el papel que jugó la monarquía.

Decía Antón Losada ayer: “Aquí somos de pocas reformas. Lo que nos gusta de verdad es el derribo”. Quiero creer que no, Antón, aunque reconozco que más de una vez lo he pensado.

El lunes, el Primer secretario de las juventudes del PSC, Javi López pedía “República ya”.

Y creo que este momento ha llegado. Somos una sociedad diferente y hemos de acercarnos a lo que realmente somos y, sobretodo, a lo que queremos ser.

Los socialistas propugnamos una reforma constitucional para ir hacia un Estado Federal de España. Y creo que este es el debate. Un debate hecho desde la prudencia, pero que hemos de poner sobre la mesa: si queremos República o Monarquía. Pero, sobre todo, si queremos una DEMOCRACIA sólida y fuerte. Ahora bien, hace falta reposar las ideas y debatir. Hace falta que nos sentemos, hablemos y lleguemos a acuerdos.

La transición española, aunque algunos la critiquen, fue modélica. Resolvió y cerró heridas. Es cierto que no todas y que algunas no han cicatrizado del todo. La prueba es que aún arrastramos los daños sufridos a lo largo del franquismo. Pero hemos de mirar al futuro y cerrar, esta vez sí, las heridas.

Y para ser coherente con lo que surgió de la Conferencia del PSOE de noviembre del 2013, creo que Felipe de Borbón ha de tener un papel. Sí, un papel, pero de transición. Igual que lo tuvo su padre. Pero en este caso, hacia un Estado Republicano y Federal.

Por ello, reconocer expresamente la contribución de Juan Carlos I en la instauración de la democracia es esencial. Hemos de reconocer el papel de la monarquía para la “estabilidad y equilibrio”, que decía Losada, de España. Pero ahora toca rehacer los lazos de confianza entre las instituciones democráticas y la ciudadanía.

Tendremos que sentarnos, debatir y pactar. Y después votar. Sólo así conseguiremos un estado sólido y moderno, con una estructura federal que nos permita el reconocimiento de cada uno de nosotros en el nuevo Estado español. 

Así como el socialismo español, en la Conferencia celebrada en Madrid el pasado noviembre, reconocía la figura de la monarquía en la persona de Juan Carlos I y apoyó el actual modelo de estado, ahora  los ciudadanos nos exigen un paso adelante. Sentémonos, pues, y hablemos del modelo de estado que  queremos.

Yo lo tengo claro: quiero un estado federal español que nos permita continuar entretejiendo complicidades entre nosotros con la finalidad de conseguir un futuro conjunto en democracia.  

3.6.14

MONARQUÍA O REPÚBLICA

Els que em coneixen saben que acostumo a recórrer a les meves vivències personals, o millor dit, familiars, per explicar el que penso.

Aquest matí, a les 7 del matí, debatiem la meva filla Berta i jo sobre el tema candent, crec que de la decada, i que és la successió del Rei Joan Carles I. La Berta, una noia de 15 anys, em planteja quin sentit té viure amb una monarquia parlamentària com a model d’estat si els moments són uns altres.

No puc negar que les influències són les que són. I he d’afegir que la seva personalitat forta juntament amb la seva franquesa, a l’hora de dir el que pensa, han servit per tenir debats d’un fort contingut polític, on els pensaments d’esquerres suren. I em plantejava: “no acabo d’entendre que els socialistes opteu per un model arcaic i fora de lloc. Això dels reis i els prínceps no toca”.

És cert. El model d’estat, avui dia, no s’ajusta al mode de viure i de pensar de la majoria dels joves.

Uns joves que, per cert, se’ns omple la boca a tots, a tots, quan els visualitzem com la nostra esperança de futur, però que es troben en una de les pitjors situacions de crisi i desemparament. Després dels darrers quaranta anys, les polítiques públiques pels joves estan desaparegudes. Aquells que tenen competència, l’Estat i la Generalitat, i que haurien de millorar les seves condicions de futur, estan mirant cap a una altra banda.

I ahir, en concordança amb el plantejament de la meva filla, la noticia de l’abdicació ens va fer remoure les essències del republicanisme a aquells que hem somiat amb una societat igualitària, justa, solidaria i socialment preparada per encarar el futur.

Precisament, a l’abril del 2013, vaig penjar al meu blog un escrit on deia:

Hace unos meses Pere Navarro planteaba un cambio en la Corona. Por cierto, se le criticó y el tiempo le está dando la razón que la primera institución que se ha de replantear su futuro es la Corona.

Hace falta rehacer el pacto entre todos. Iniciar el camino. Tener derecho a soñar. Los ciudadanos tenemos derecho a soñar.”

Ahir, un twuit d’en Javi López, primer Secretari de la JSC demanava “República ja.”

I crec que aquest moment ha arribat. Som una societat diferent i cal que ens adeqüem al que veritablement som, i sobretot, el que volem ser.

Els socialistes propugnem una reforma constitucional per anar a un estat federal. I crec que aquest és el debat.

Un debat fet des de la prudència, però un debat que hem de posar sobre la taula: si volem República o Monarquia Parlamentària.

Ara bé, cal reposar les idees i debatre. Cal que seiem i parlem i arribem a acords. La transició espanyola, encara que molts la critiquin, va ser modèlica. Va resoldre i va tancar ferides. És cert que no totes, i la prova és que encara arrosseguem els danys patits al llarg de 40 anys de franquisme. Però hem de mirar al futur i tancar, aquest cop si, les ferides.

I per ser coherent amb allò que va sortir de la Conferència del PSOE del novembre del 2013, Felip de Borbó, al meu parer, ha de tenir un paper. Sí, un paper, però un paper de transició. Com va tenir el seu pare. Però en aquest cas, cap a un Estat Republicà i Federal.

Per això, haurem de debatre i pactar. I després votar. Només així aconseguirem un estat sòlid, modern, amb una estructura federal que ens permeti el reconeixement de cadascú de nosaltres en un nou Estat espanyol.

Així com el socialisme espanyol, a la darrera Conferencia del PSOE, es va reconèixer la figura de la monarquia en la persona d’en Joan Carles I, i vàrem recolzar l’Estat amb una monarquia parlamentària, ara la ciutadania ens exigeix un pas endavant. Seiem doncs, i parlem del model d’Estat que volem.

I jo ho tinc clar: vull un estat federal espanyol que ens permeti continuar entreteixint complicitats per tal d’assolir un futur conjunt.


L’Hospitalet, tres de juny del dos mil catorze