Vivimos estos días la tragedia de Barajas con dolor y espanto. Las familias que han perdido a sus seres queridos no pueden tener consuelo. Y muchos pensamos que la vida te da pero cuando menos te lo esperas te lo quita. Y en mayor medida si son situaciones como ésta que te deja una sensación de vacuidad, desconsuelo que difícilmente se puede superar.
Si bien es cierto que las personas tenemos mecanismos para aprender a convivir con el sufrimiento, no es menos cierto que la sensación de pérdida es imposible superarlo.
Dicho todo esto con solidarizándome con el dolor de los familiares creo que es necesario pensar en la única parte positiva de todo esto que es el soporte emocional y psicológico que dan las personas que están acompañando a las familias. Por ello pienso que todos hemos de felicitar y agradecer a aquellas personas voluntarias y/o profesionales que altruistamente están ahí de soporte, haciendo de muro de contención a la explosión de sentimientos de dolor y pena. Que las están mimando, abrazándoles, entregándose a aquellos que tienen a su lado y que hasta hacía unos pocos días ni tan siquiera conocía.
La condición humana tiene esa grandeza y esto es lo que tenemos que poner en valor. En una sociedad tan egoísta y fría, cuando estamos llegando a límites que ni en las mejores películas de ficción se ve, hay seres humanos con la capacidad de ofrecer lo mejor que tienen, ellos mismos.
Gracias.