Hace unos 8 años tuve que abortar. Sí, como suena: ABORTAR. Una palabra dura, sobre todo para una mujer. No hace falta dar detalles.
No pienso explayarme pero, pasar por esa circunstancia me sirvió para poder explicarle a mi hija, sin decir una palabra, el dolor que puede sentir una mujer y lo necesario que es tener derecho a poder decidir.
No soy partidaria de explicar cosas íntimas, personales y menos enseñar, mostrar a la vista de todo el mundo un sentimiento como éste. Pero en esta ocasión es necesario. En esta situación y en todas aquellas que se presenten como las circunstancias que nos atenazan en la actualidad.
En mi interior lo siento como una necesidad vital, una obligación. Porque creo que puede servir para evitar una de las reformas más CAFRES que me podía imaginar en pleno siglo XXI.
Lo del Partido Popular NO TIENE NOMBRE. Sin entrar en la regresión en derechos que suponen las reformas que están imponiendo como un rodillo. La reforma laboral es un ejemplo. O la recentralización del Estado con la amenaza de reforma de la administración local, con excusas económicas.
Ahora nos presentan una nueva regresión, pero ésta, brutal. La reforma de la Ley de Interrupción voluntaria del embarazo. Una reforma que establece de nuevo unos supuestos tasados más estrictos, que llega, incluso, a dejar en manos de los médicos la decisión última.
Sr. Gallardón (señor, porque soy educada. Por cierto, una educación que he tenido gracias a gobiernos progresistas que creyeron en la igualdad de oportunidades de los ciudadanos. No como la reforma que pretende volver a la vieja escuela franquista).
Como decía, Sr Gallardón: ¿Cómo se atreve a imponer una ley coartando la libertad de la mujer a adoptar una decisión. Una decisión que sólo puede tomar una mujer?
Ustedes no gobiernan ni hacen nada. Sólo pretenden desposeernos de una vida, la nuestra, la que existe, la que es, negándonos libertades que hasta ahora han sido fundamentales para sentirnos individuos plenos. Prohibiendo a las familias planificar su proyecto vital, de futuro.
Considero que era mi obligación, obligación para y por el resto de mujeres a quienes, en algún momento de su vida, tengan que tomar una decisión como la que tuve que tomar yo hace tiempo.
Me niego a aceptar que el rodillo del Partido Popular aplaste nuestros derechos y libertades. La mayoría absoluta no sirve para destruir, sino para construir. Ustedes no saben ni entienden nada de lo que la ciudadanía siente, de lo que la ciudadanía ES.
Señores del Partido Popular: lucharé hasta el final para evitar que continúen agrediendo nuestra inteligencia.
27.5.13
Hace unos 8 años aborté
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