23.5.14

EUROPA IMPORTA!!

Estamos en el último dia de campaña electoral al Parlamento Europeo 2014 y hemos podido oír, a través de los medios de comunicación, todo tipo de comentarios cuya entonación iba muy acorde con la ideología del que lo emitía.

Pero es cierto que en todos subyace una conclusión: la participación puede ser inferior, incluso a las anteriores eleccions. Sería un desastre.

Reconozco que siendo militante la motivación en éstas, como en todas las elecciones, es inherente a mis sentimientos, a mi forma de pensar y de actuar. Reconozco que vivo profundamente las contiendas electorales, igual que vivo la política: con pasión. A mi entender, acudir a la urnas en una contienda electoral es la forma más válida y democrática –hasta ahora conocida- para hacer valer nuestra elección de qué tipo de política queremos que rija nuestras vidas. Eso es la democracia, y precisamente ella, nos permite fraguar acuerdos, tejer relaciones y consensos, aceptar, en definitiva las voluntades mayoritarias.

Pero tambíén entiendo el hartazgo de la gente de los partidos, de los políticos… de todo. Lo entiendo porque son momentos muy difíciles, y es fácil caer en la resignación y simplemente aceptar que las cosas han cambiado para mal. Pero lo que en ningún caso puedo aceptar es que no podamos cambiarlas de nuevo.

Los socialistas, la gente de izquierdas, hemos tenido malos momentos. Pero a lo largo de nuestra historia hemos sabido superarlos, y si hay algo innegable es que hemos contribuido positivamente a transformar la sociedad. Lo hemos hecho, por convicción, y lo continuaremos haciendo.

El pasado miércoles en Barcelona los socialistas catalanes, españoles y europeos volvimos a vibrar. Vibramos, no con populismos, ni con ganas de fragmentar, vibramos con los pensamientos e ideas que fueron fluyendo a lo largo del encuentro. Esa es la izquierda que construye puentes.

Por cierto, un pequeño apunte: la izquierda que busca el trasvase del voto, de una a otra formación, se equivoca. Esto no es la primera vez que ocurre y siempre ha salido mal. Lo único que ha conseguido ha sido la atomización de la izquierda. Por eso, no entiendo y me sorprende que algunas formaciones continúen tropezando con la misma piedra (quiero creer que es por olvido, no quiero pensar que sólo les motive un rédito electoral). 

Reconozco que no soy partidaria de pedir el voto útil porque produce desencanto en la gente. Y creo que se puede defender la postura de la izquierda fácilmente. Las opciones son claras y diáfanas: hay que ir a votar para expresar nuestro desencanto y nuestra voluntad de cambiar las cosas.

No ir a votar es dejar al albur de las circunstancias nuestro futuro y el de nuestros hijos. Y eso es injusto. Sobre todo para ellos. Lo veo así.

No participar implica que las amenazas de una futura Europa repartida entre dos naciones, Francia y Alemania, se consolide. Es una aberración ya que es una visión excluyente para el resto de paises.

No ir a votar implica que las amenazas de un futuro de convenio entre la UE y EEUU que excluya a los paises del sur, consolidando una Europa de dos velocidades, es posible.

Por ello hemos de participar. Con nuestros votos tendremos la fuerza que necesitamos para conformar la futura Comisión Europea y que nadie se atreva a “colarnos un gol”, nombrando un Presidente de la Comisión Europea por la puerta de atrás. Porque en las próximas elecciones aquel que más votos obtenga será escogido Presidente de la misma.

El propósito de Merkel de poner “a dedo” a su candidato preferido (Juncker) -que no candidato electoral ya que no se presenta… ¡increible pero cierto!- es factible si no vamos a votar.
Votemos porque no nos podemos amedrentar ante la actual realidad.

Y apelo al sueño europeo que hemos vivido hasta ahora. Dos ejemplos, si queréis, un poco materialistas. Fui estudiante Erasmus en Bologna en el 91. Y como ciudadana de L’Hospitalet, se la inversión de fondos europeos que se ha hecho en mi ciudad, como en tantas otras ciudades del país. Dos ejemplos banales, pueden pensar algunos. Pero representativos del sueño del que os hablaba.

Un sueño que ha sido posible y que ahora exige un paso más: una Europa Federal. Los europeos somos muchos y muy diversos. Y por ello tenemos que ser exigentes con nuestros representantes en la Unión Europea y exigir que se establezcan verdaderos espacios de entendimiento y consenso que entrelacen voluntades, para impulsar acciones comunes que contribuyan en la construcción de una Europa justa, solidaria y generadora de oportunidades.



L’Hospitalet, veintitres de mayo de dos mil catorce.

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